Share This: Pues el diablo no quiere que estudies. Más bien, el diablo no quiere que estudies bien. No siempre fui un buen estudiante. Terminé la escuela superior con buen promedio, pero con poco esfuerzo. En mis estudios universitarios una vez recibí una advertencia de la administración de la universidad por mi deficiente promedio académico. Pero fue un profesor estupendo de antropología (que no compartía mi fe, ni ninguna fe) el que una vez me sentó en su oficina y me dijo: “Jules, acaso tu no crees que debes usar tu mente para crecer en tu fe y servir a otros. ¿No se supone que crees eso?” ¡Boom! Fue como…