El pasado domingo celebramos la cena del Señor. El evento fue un tanto mas especial al traer a la mente el peso de los dias, a saber, las multitudes desposeidas por diferentes tipos de violencias, más los pueblos enteros enfrentando desastres por terremotos. En ambas situaciones muchos seguidores de Jesucristo responden con la urgencia y servicio y sacrificio por el bien del otro. Es decir, siguen a su Maestro en las vidas de los más necesitados. Otros, sin embargo, se contentan en la abstraccion de un deseo por el bien de aquellos (si fuese solo por deseos y buenas intenciones…). En medio de esta realidad una amiga filipina me contó de un mural que vio en Manila donde Jesús es presentado en su ultima cena, pero no con sus doce dicipulos, sino rodeado de niños pobres que comen de su pan…
“Les aseguro que todo lo que hicieron por uno de mis hermanos, aun por el más pequeño, lo hicieron por mí.”
–Mateo 25:40