En los salmos de David,
en las palabras de los profetas,
en el sueño de José, tu promesa es declarada, Dios
eterno,
y por fin toma carne
en el vientre de la virgen.
Que Emanuel encuentre bienvenida en nuestros corazones,
que se encarne en nuestra vidas, y que sea para toda la
gente
el adviento bienvenido de rescate y gracia.
Pedimos esto a través de Aquel cuyo retorno es seguro, cuyo
Día se acerca; tu Hijo, nuestro Señor Jesucristo, que vive y reina con contigo y
el Espíritu Santo, un Dios, por siempre y para siempre. Amen