En navidad, recordamos y celebramos la natividad de Cristo y el misterio de la encarnación. Mientras que durante adviento anticipamos el cumplimiento de las profecías acerca del Mesías en Antiguo Testamento, en Navidad nos identificamos con los ángeles que proclamaron, “Gloria a Dios las alturas”; nos unimos con los pastores que aunque temerosos ofrecieron su adoración; y con María, que ponderaba el significado de estos acontecimientos en su corazón (Lucas 2:13- 20). Les comparto parte de la Confesión Belga y una oración para nuestra devoción.
Profesamos que Dios cumplió la promesa
que él había hecho a los antiguos padres
por la boca de sus santos profetas
cuando él envió a su único y eterno Hijo al mundo
en el momento determinado por él.
El Hijo tomó la “forma de siervo” y fue hecho a la “semejanza del hombre,”
asumiendo verdaderamente la naturaleza humana, con todas sus debilidades, a excepción de pecado; siendo concebido en el vientre de la bienaventurada virgen María
por el poder del Espíritu Santo,
sin participación de varon.
Y él no sólo asumió la naturaleza humana–
en lo que al cuerpo se refiere–
sino también una verdadera alma humana, para poder ser un humano verdadero.
Por cuanto el alma como el cuerpo estaban perdidos,
él tuvo que asumirlos ambos para salvarnos [totalmente].
De esta manera él es realmente nuestro Emmanuel, es decir : “Dios con nosotros.”
(Confesión Belga, Art. 18)
Oracion:
Gloria sea a Dios en las alturas,
y paz en la tierra, buena voluntad hacia todos sobre quien su favor descansa.
Porque nos ha nacido un Salvador, que es Cristo el Señor.
Le adoramos, nosotros le bendecimos, le glorificamos,
Damos gracias a usted por la más grande de sus misericordias,
oh Señor Dios, Rey divino, Dios Padre Todopoderoso.
Oh Señor, el Hijo unigénito, Jesús Cristo.
Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre,
Quien se hizo humano para quitar los pecados del mundo,
ten misericordia de nosotros y aléjanos de nuestras iniquidades.
Jesús, el Cristo, tú que fuiste revelado para destruir las obras del diablo,
ten misericordia de nosotros y permitirnos renunciar y abandonar lo que apresa para atesorarte a ti.
Usted que es el gran abogado para con el Padre, recibe nuestra oración. Amén.