Nota para predicador@s en semana santa y domingo de resurrección: Recuerda que la fe cristiana basada en el testimonio de Jesús y el testimonio de discípul@s declara que al tercer día Jesús resucitó de entre los muertos (Juan 11:25; ). Pero la fe no declara que Jesús se resucitó así mismo para probar que él era Dios. El testimonio bíblico plantea que la resurrección de Jesús es un acto de Dios. Y como acto de Dios para con su Hijo encarnado y crucificado, le vindica como su Mesías, como verdadero humano, como la justicia que hará siguiendo el patrón de Jesús: por cuanto él vive, nosotros también viviremos.
Por eso a Jesús se le da un nombre que es sobre todo nombre, “Señor”. “Señor” (kyrios) es la traducción griega del hebreo “Adonai,” el nombre usado por los judíos devotos para referirse al nombre sagrado de Dios; su misma identidad (el tetragramaton). Entonces, Jesús es el Señor. En Jesús habitaba la plenitud de toda la deidad (Colosenses 1: 15-20). Y la vez se vació así mismo tomando forma humana y en condición de esclavo hasta la muerte (Filipenses 2:6-11). La humanidad completa de Jesús de Nazaret es incuestionable. Y entre tanto que humano, dependió del Padre y el Espíritu para vivir; y así asume nuestra nefasta injusticia.
La resurrección en el NT es predominantemente presentada como un acto de Dios Padre. Romanos 4:24-25 así lo dice: “Dios levantó a Jesús de entre los muertos… para nuestra justificación” (vea 1 Tesalonicenses 1:9-10). El Espíritu es descrito como actuando también (Rom. 8:11) Pedro, en el primer sermón de la iglesia, en referencia a Cristo declara: “… Dios lo resucitó, librándolo de las angustias de la muerte, porque era imposible que la muerte lo mantuviera bajo su dominio. (Hechos 2: 24).
Hay mucho mas que decir, pero solo observa este patrón de la acción divina en la historia de Jesús. De aquí se desprenden implicaciones para nuestra esperanza como creyentes, soteriología y escatología.
Recuerda que el propósito de la predicación del domingo es la exaltación de Cristo.
Arte: Sadao Watanabe