teologia

Adviento: Hoy es Navidad

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En el misterio de la encarnación la fe Cristiana anuncia que Dios no solo es nuestro creador sino en quien las más profundas aspiraciones de la humanidad pueden ser cumplidas. Dios se manifestó de la forma mas intima posible al hacerse humano en las condiciones más comunes de nuestra realidad: en pobreza, rechazo, necesidad, desesperanza, violencia y peligro. Para la fe cristiana esta afirmación teologal refiere a que aunque Dios trasciende
todo lo creado, a la misma vez se relaciona hasta lo más intimo con su creación como uno que toma nuestra humanidad para transformar nuestra condicion de
vida.

En lenguaje bíblico decimos que en Jesús de Nazaret reconocemos al
enviado de Dios Padre  quien
“siendo en forma de Dios, no estimó el ser
igual a Dios como cosa a que aferrarse,
7sino que se despojó a sí mismo, tomó la forma de siervo y se hizo semejante a los hombres. 8 Mas aún, hallándose en la condición de hombre se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. 9Por eso Dios también lo exaltó sobre todas las cosas y le dio un nombre que es sobre todo nombre…”

En la natividad de Jesucristo anuciamos esperanza  frente a nuestra violencia y carencia de vida. Una esperanza que abarca al individuo asi como la comunidad. La paz que tanto anhelamos comienza como un evento dentro de nosotros. Me acuerdo que alguien dijo que el ser humano no está en paz con su familia y conocidos porque no está en paz consigo mismo, y no está en paz consigo mismo porque no está en paz con Dios. Touché! Pero hablar de esperanza no es facil ya sea por diferentes definiones o porque no tenemos fuerzas para contemplar tal noción a la luz de presentes dificultades. Es decir, enfrentamos una dificultad semántica y otra emocional. Déjenme intentar lanzar algo al medio. Cuando mencionamos esperanza (y vida), no hablamos meramente de buenos deseos, aspiraciones, proyecciones hacia el futuro o metas que producimos ante las dificultades de la vida; que no es bueno rendirse; que siempre se puede encontrar una solución; que hay que pensar
positivamente, y por eso se dice que “lo último que se pierde es la esperanza.”

Yo afirmo este instinto, pero la fe cristiana concibe la esperanza como una
disposición que proviene de Dios. Es ese impulso emocional e intelectual que nos lleva a  anticipar que Dios mismo actuara entre nosotros y dentro de nosotros para hacernos vivir como deberíamos vivir y para liberarnos de nuestros males. Es la confianza que Dios imprime en nuestra vida al decirle a la virgen María

“no temas,
porque has hallado gracia delante de Dios.
 31Concebirás en
tu vientre y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre Jesús.
 32Este será
grande, y será llamado Hijo del Altísimo. El Señor Dios le dará el trono de
David, su padre;
 33reinará sobre
la casa de Jacob para siempre y su Reino no tendrá fin.”

Es la expectativa de que solo Dios puede transformar la vida de cada mujer y hombre ante todo lo que se pronuncia en contra de la vida y de todo sistema que alza en contra de la paz. Así lo profetizo Zacarías del niño de María:

68«Bendito el Señor Dios de Israel, que ha visitado y redimido a su pueblo,69y nos levantó un poderoso Salvador…79 para dar luz a los que habitan en tinieblas y en sombra de muerte, para encaminar nuestros pies por camino de paz».