Hoy domingo comienza de forma oficial las canciones, colores e historia que nos llevan hacia la navidad. Para la fe cristiana esta temporada se trata de un caminar esperanzado hacia el nacimiento de Jesucristo con el ritmo litúrgico llamado “adviento”.
Se trata de los cuatro domingos antes del 24 de diciembre donde la iglesia cristiana busca recorrer el anuncio profético de la llegada de Jesús, su nacimiento de María en Belén, el llamado de esperanza a los humildes pastores y la dedicación de los sabios de oriente.
La palabra “adviento” viene del latín “adventus” y significa “venida”. La proclamación del evangelio de Juan “la Palabra se convirtió en carne e hizo su vivienda entre nosotros” (Juan 1:14) hace un reclamo radical ante las contingencias históricas: Dios se hace parte de la historia humana en la encarnación de su Hijo Jesucristo. Por eso la iglesia cristiana exclama: ¡adventus Redemptoris!
En contraste con la agitación que nos quiere arropar en esta época y el empuje consumidor que la mueve, la estación de adviento es un periodo de espera donde optamos por seguir un ritmo que nos lleva a la historia de Belén para contemplar cómo Dios ha actuado, actúa y actuará para transformar la vida humana.
Por esta razón, en adviento, aquellos que enfrentan la pena de la perdida, el látigo de la enfermedad o el anhelo de estar con seres queridos, no son incitados a celebrar o a sonreír prematuramente. En adviento podemos callar lo necesario antes de cantar. Aquí hallamos la pausa para escuchar las profecías acerca del Mesías esperado de Israel como dirigidas hacia nosotros. Para acercarme al pesebre sigo el camino en el desierto hasta que me encuentre con la estrella que apunta al nacimiento del que será llamado Jesús, el hijo del Altísimo.
Entonces me siento con los profetas de antaño, esperando la llegada de Jesús de Nazaret. Él es llamado Emanuel, “Dios con nosotros”. Ante esa noche de huida y temor de María y José veo el motivo de su venida: la desesperanza, la violencia, los sueños de arena que permean nuestras vidas. Por eso el evangelista Juan anunció que en Jesús “estaba la vida y la vida era la luz de la humanidad y la luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no la comprendieron.”
Te invito a que te unas en esta jornada con las reflexiones que estare compartiendo.
Lecturas para este domingo:
Isaias 2: 1-5
Salmos 122
Romanos 13: 11-14
Mateo 24: 36-44